El estrés, un acto vital para Sophrologie-Magazine.com

Hoy en día, usamos la palabra estrés, correcta e incorrectamente, como si el estrés se hubiera convertido en un monstruo nacido de un mundo donde todo va más y más rápido. Pero el estrés ha existido desde la creación del hombre, es inherente a la vida.

El estrés es vital, es un esfuerzo de adaptación, una reacción de supervivencia del cuerpo. El instinto de supervivencia está ahí para protegernos, es parte de nuestra herencia genética. Ante un peligro real o imaginado, el cuerpo y el cerebro necesitan fuerza y ​​energía. El cerebro luego libera hormonas (adrenalina y cortisol) que movilizan energía y aumentan la fuerza muscular.

Para prepararse para una pelea o huida, la respiración se acelera y las fosas nasales se abren para inhalar más aire y desarrollar su sentido del olfato. El corazón se acelera, los músculos se contraen, la sangre se coagula. se fortalece en previsión de una posible lesión, las pupilas se ensanchan para aumentar su visión, la digestión se ralentiza para reducir el volumen de energía necesaria para esta función que consume mucha energía, la sangre abandona la piel para unirse a los músculos y el cerebro. La saliva disminuye, la sudoración aumenta para enfriar el cuerpo.

Dependiendo de las experiencias del individuo, antecedentes genéticos y contexto estresante, los signos fisiológicos y emocionales son más o menos fuertes. Si el contexto externo se percibe como un peligro, el cuerpo se adapta y se prepara para una pelea o una huida.

La adaptación del individuo es una necesidad, es el proceso mismo de la vida. El estrés aumenta las capacidades físicas e intelectuales del individuo y le permite adaptarse, evolucionar, transformarse. También es un excelente tablero interno para advertir al individuo que la situación externa es experimentada por él como una amenaza, como un evento a superar, como una adaptación a realizar.

Pero, ¿qué pasa cuando el individuo se siente incapaz de adaptarse al contexto externo y experimenta situaciones estresantes regulares?

Luego, el individuo refuerza su sensación de peligro ante esta situación y se arriesga a experimentar trastornos físicos (más o menos a largo plazo) (fatiga, problemas para dormir, digestión, hipertensión, problemas alimentarios, problemas sexuales, tensiones físicas, problemas hormonales). …) trastornos psicológicos (pérdida de confianza, sensación de incompetencia, problemas de concentración …), trastornos emocionales (impaciencia, agresión, tristeza …)

Los efectos del estrés dependen de la propia actitud interior.. Por lo tanto, es necesario aprender a gestionarlo internamente. Cuando sienta que esta tormenta lo invade, puede actuar a través de la relajación para restaurar la calma en su cuerpo.

La relajación trae calma interior. La respiración es una de las claves para no dejarse llevar por una mente abrumadora y recuperar el control de sí mismo. El acto respiratorio es un acto de vida más o menos consciente. Toda nuestra vida nos arrulla el aliento, desde el primero hasta el último. Ser consciente de ello, usar tu respiración conscientemente, puede actuar sobre tu cuerpo y tu mente. Hoy, MRI ha demostrado científicamente que hacer que los procesos conscientes sean inconscientes crea nuevas conexiones neuronales. Ser consciente de su respiración, controlarla le permite actuar sobre su cuerpo para calmarla y al hacerlo calmar su mente.

La sofrología es un tipo de caja de herramientas para las técnicas de relajación y visualización. Poco a poco, a través de la práctica, el individuo desarrolla el dominio de su cuerpo y su mente para desarrollar plenamente sus potenciales. Actúa, piensa y siente tu vida más positivamente.

Autor: Celina BONNEAU, Sofróloga.