Sofrología y timidez – Noticias de Sophrology

Asociamos, en general, timidez y falta de autoconfianza.

El miedo a la otra persona, el miedo a ser juzgado, el deseo de agradar o al menos no desagradar son otros factores de bloqueo para una persona tímida.

El rojo que sube a las mejillas, las piernas o las manos que tiemblan, una transpiración que pasa de normal a excesiva: tantos signos físicos externos que traicionan la timidez. Señales de que la otra persona podrá detectar y decodificar como tal, reforzando así la incomodidad y la incomodidad de la persona tímida.

Mientras está adentro, la persona tímida no se atreve. Ella no se atreve a decir, hacer cosas y, a menudo, permanece aislada.

Desde los patios escolares, donde la integración parece complicada, hasta las actividades que preferimos evitar poco a poco, se está produciendo gradualmente un aislamiento voluntario y protector. Este aislamiento que, en la edad adulta, genera, en la mayoría de los casos, ansiedad o incluso fobia social y autoestima.

La sofrología proporciona suficientes herramientas para aquellos que enfrentan este tipo de dificultad, combinando el trabajo sobre la corporalidad, tomando conciencia de lo que realmente es y proyectando hacia situaciones positivamente experimentadas.

Dependiendo del objetivo terapéutico a alcanzar, la sofrología le permite separarse del juicio y el miedo al otro. Una vez que se superan estas aprensiones, se estimula la autoconfianza y, posteriormente, permite trabajar en la asertividad.

Una docena de sesiones pueden ofrecer resultados beneficiosos. La persona tímida tendrá, dependiendo de la situación que tendrá que enfrentar, qué armarse para anticipar y vivir mejor una situación que alguna vez lo habría paralizado. Tenga en cuenta que para los casos más graves e incapacitantes, es necesario el apoyo adicional de un psicólogo. La persona podrá trabajar en las causas de su timidez y encontrar con sofrología qué moverse rápidamente y lidiar con situaciones desagradables.

FXJ